Canarias IUSPORT

23 septiembre 2010

LA SANCIÓN A GUARDIOLA, UN MAL PRECEDENTE


El Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) acaba de fallar a favor de Pep Guardiola sobre el caso de las graves imputaciones que el técnico catalán dirigió al colectivo arbitral en las que aseguraba que el árbitro Clos Gómez y el auxiliar Gallego Galindo habían mentido

en el acta arbitral del partido entre el Barça y el Almería de la pasada temporada. El Comité superior no sólo comparte el criterio de los comités de la RFEF sino que le rebaja la sanción, de 15.000 a 1.500 euros. Durante la rueda de prensa posterior al citado encuentro, Guardiola declaró: "No es que esté demasiado orgulloso de lo que hice. Puedo entender la expulsión, pero si decidimos recurrirla fue porque el señor Clos y el señor Gallego mienten. Yo me equivoco y me voy a la grada, pero ellos mienten y lo saben".

Veamos, una cosa es decir que el colegiado se equivocó al redactar el acta y dos cosas que los árbitros "mienten y lo saben". Por eso, llama poderosamente la atención que los comités no hayan impuesto al entrenador catalán una sanción de suspensión temporal de funciones, como parecía evidente. Creemos que es hora ya de que los conceptos de Injurias y Calumnia se apliquen también en el ámbito deportivo.

Las manifestaciones del entrenador blaugrana no parecen meras ofensas a los colegiados, ni una simple conducta contraria al buen orden deportivo, que también. Lo que hizo el técnico catalán, en la rueda de prensa de marras, fue imputar a los árbitros la comisión de una falta grave tipificada en el art. 102.2 del Código Disciplinario del Fútbol, o sea, una calumnia.

En resumen, una resolución desafortunada, un mal precedente. Pasado mañana, cualquier deportista o técnico objeto de expediente por haber insultado al colegiado durante un encuentro, alegará en su defensa la falta de conocimientos jurídicos y la concurrencia de un ambiente caldeado cuando cometió la infracción, para pedir que no le sancionen con suspensión de partidos, que es lo que más le duele, y, en su lugar (justicia a la carta) le condenen a una multa (que abonará gustosamente su club).

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