Hace poco escribíamos sobre la dureza empleada por los jugadores holandeses en la final del Campeonato del Mundo de Sudáfrica y la excesiva tolerancia del colegiado inglés Howard Web. Hoy hemos padecido otro caso de antifútbol y una actuación arbitral decisiva cuando aún faltaban por disputarse treinta minutos de partido de semifinal de Champions entre Real Madrid y F.C. Barcelona.
Generalmente, cuando suceden decisiones arbitrales como la de hoy (expulsión a Pepe por entrada violenta a Alves), los periodistas y aficionados nos hacemos una pregunta insuficiente: ¿era merecedora de tarjeta roja la acción de Pepe? Sin embargo, la pregunta completa debería ser ésta: ¿tras el visionado de la jugada sería merecedora de tarjeta roja la acción de Pepe?
Tendremos que seguir esperando unos cuantos años para ver como la FIFA se suelta el pelo con las nuevas tecnologías. Y aunque no en todos los casos el vídeo es concluyente (recuerden el gol negado a Luis Fabiano al Real Madrid), en el partido de hoy, de haberse implantado el uso del vídeo, la jugada de Pepe habría sido una de las pocas que la reglamentación permitiría a cada equipo para la repetición de jugadas y que podría haberse resuelto satisfactoriamente.
Pero no pudo ser. La reglamentación no permite este auxilio tecnológico durante el encuentro, por lo que solo nos queda, a nosotros, analizarlo a posteriori a efectos puramente estadísticos, y al Comité de Árbitros evaluar la actuación técnica de su colegiado con vistas a su encuadre en los distintos niveles del arbitraje.
Hemos visionado varias veces la jugada y nos inclinamos por la tesis de que la acción de Pepe no alcanzó la gravedad de tarjeta roja. La Regla 12 de la FIFA distingue tres supuestos: a) el jugador fue "imprudente", actúa sin precaución al entrar a un adversario, que se sancionará con mera falta; b) "temeraria", cuando es consciente de las consecuencias de su acción, pero no se emplea con excesiva dureza, en cuyo caso se sancionará con tarjeta amarilla; y c), "uso excesivo de la fuerza", cuando se emplea con dureza antideportiva y con riesgo evidente de lesión para el adversario, lo que deberá conllevar la expulsión.
El vídeo muestra cómo Pepe intenta llegar a un balón dividido y de forma accidental, por un cálculo erróneo de la distancia, golpea a Alves. Reconozco que uno de los ángulos mostrados lleva a la duda, pero las demás tomas realizadas por TV coinciden en que, dentro del contexto de una leal disputa del balón, Pepe realizó una acción incorrecta, dura, pero que no produjo lesión a Alves, por lo que era merecedora de simple tarjeta amarilla.
Volviendo al principio. Si se hubiese permitido el uso del vídeo, nos ahorraríamos ahora una fuerte tormenta mediática y disciplinaria que a quien más daña es al Fútbol. No sólo por las críticas de los madridistas y las réplicas exculpatorias hacia el árbitro de los seguidores del Barça. Lo peor son las acusaciones veladas de juego sucio por parte de Mourinho y sus altavoces hacia el estamento arbitral en su conjunto y contra la misma UEFA. Por cinco veces repitió Mourinho la interrogante "¿por qué? en la rueda de prensa post partido, refiriéndose a la decisión arbitral. Sus veladas acusaciones alcanzaron a los dirigentes de la UEFA cuando sugirió la eventual existencia de un acuerdo previo favorecedor para el F.C.BARCELONA.
Por más que se diga que el Real Madrid practicó un fútbol rácano, de mera contención, durante cerca de una hora, no puede negarse que la expulsión condicionó el resto del partido, no sólo por dejar al club blanco con un hombre menos, sino precisamente por dejarlo sin el jugador que Mourinho se había sacado de la chistera en la Copa del Rey para colocarlo en el centro del campo como antídoto eficaz en el lugar de creación del Barça.
Al final nos queda la sensación de haber asistido a otro triste y negativo episodio que podría haberse evitado con un simple vídeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario