Cuando el Campeón de Europa de la clase Olímpica Finn de 1977 se disponía a disputar la Finn Gold Cup en Palamós (Gerona), no tenía ni idea de quién era Nelson Mandela. Pero, paradójicamente, su movimiento contra la discriminación racial influyó en que el nombre de Joaquín Blanco no esté inscrito en la Copa de Oro donde deben estar los nombres de todos los campeones del mundo de la clase Finn: todos menos uno, exactamente el de Joaquín Blanco Roca.
Los justos ideales de Mandela persiguiendo la igualdad entre blancos y negros tuvieron, sin pretenderlo, un efecto indeseado, en este caso, una decisión injusta. Esta fue tomada única, exclusiva y paradójicamente, por ciudadanos blancos que no apoyaron a España al adelantarse a reclamar el apoyo internacional hacia la población negra oprimida en Sudáfrica y, por consiguiente, a Nelson Mandela.
En octubre de 1977, España vivía una etapa muy importante. Dos años antes había desaparecido Franco y su régimen dictatorial. Casi al mismo tiempo, en Sudáfrica, en septiembre de ese año, el estudiante activista Steve Biko fué arrestado. Las torturas a las que fue sometido fueron tan brutales que falleció tres días después de su arresto. Un juez dictaminó que no había culpables.
La organización de la Finn Gold Cup recibió la petición de la inscripción de los regatistas de Sudáfrica en el campeonato del Mundo. Sin embargo, la solicitud fue denegada indicándoles que no podían representar a este país, si bien sí la podían hacer como deportistas independientes. La dirección general de deportes (CSD) había recibido indicaciones claras del Gobierno Español de que no se podía permitir la participación de ningún equipo que representara a la nación del apartheid en una competición que se celebrara en España. En aquellos momentos comenzaban a establecerse relaciones con la Unión Soviética, que había presionado en este sentido.
Los países capitalistas tenían un punto de vista diferente en aquella época, pues no veían con buenos ojos al régimen comunista mozambiqueño, y menos sus acciones.
La Guerra Fría y el anticomunismo demostrado por Pretoria convertían a Sudáfrica en un buen aliado de Estados Unidos para detener la Teoría del Dominó. Los gobiernos occidentales, especialmente Estados Unidos, apoyaron así al gobierno sudafricano con armas y dinero en su guerra contra el comunismo en el sur de África, prefiriendo mirar para otro lado ante las denuncias contra el apartheid.
Este sentimiento lo trasladaron al deporte de la vela los representantes de la clase Finn en una asamblea celebrada poco antes del comienzo del campeonato, alegando que las reglas de la clase indicaban que -en la Finn Gold Cup- tenían que participar todas las naciones que pagaban las cuotas de la clase y tomaron la decisión de que no podía otorgar la condición de “Finn Gold Cup” al Campeonato del Mundo que se iba a celebrar en Palamós. España se mantuvo en no permitir que los representantes del Apartheid navegaran en Palamós.
Dos meses después, la Federación Internacional de Vela, seguramente en vista de este y otros conflictos, tomó la decisión de impedir la participación en las competiciones internacionales a Sudáfrica. Está claro que la clase Internacional Finn tampoco cambió sus normas y acató la normativa de la ISAF (en aquel momento IYRU), pero los representantes en aquella reunión en Palamós intentaron ir contra una decisión del Gobierno Español que apoyaba entre otros a Nelson Mandela, que se encontraba en la cárcel desde 1964.
Joaquín Blanco Roca
Diciembre de 2013
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