Canarias IUSPORT

29 noviembre 2012

SAURO TOMÁ Y LA TRAGEDIA DE "IL GRANDE TORINO"


Hoy traemos a este blog un artículo reciente de nuestro colaborador en IUSPORT,  Javier Torres Cifuentes.

Segunda mitad de los años 40. Corren tiempos de posguerra en la vieja Europa. Pese a las dificultades, la gente sigue viviendo con pasión el fútbol.

Nos situamos en el año 1949. En Italia, un equipo domina el campeonato desde hace años con una superioridad aplastante. Le llaman "el equipo imbatible", y es que lleva sin perder un partido desde 1943.

Hablamos del Torino, "Il Grande Torino", que ha ganado las últimas 5 ligas disputadas, y cuyos jugadores forman el grueso de la selección azzurra. Vestir la camiseta granate del Torino es el sueño de todo bambino, y jugadores como Valerio Bacigalupo, Valentino Mazzola (considerado una de las grandes figuras de la historia del fútbol italiano, y padre de Sandro Mazzola, estrella del Inter de Milán en los 60's y 70's), Ezio Loik, o Aldo Ballarin son los ídolos de todo un país.

Dentro de esa plantilla de súper-estrellas se encontraba el joven Sauro Tomá, un chaval de 23 años recién fichado del modesto La Spezia. El presidente y el entrenador estaban muy satisfechos con el rendimiento de Sauro, que jugaba de lateral izquierdo.

Sin embargo, Sauro Tomá quedó muy decepcionado cuando Leslie Lievesly, el entrenador inglés del Torino, no le incluyó en la convocatoria para viajar a Lisboa, donde el equipo debía jugar un partido amistoso contra el Benfica, como despedida y homenaje al jugador portugués "Xico" Ferreira. Sauro padecía de molestias en el menisco y tuvo que quedarse en casa, entrenándose en solitario, mientras las estrellas de su equipo se paseaban por Europa. El joven jugador incluso llegó a pedir que le incluyesen en la convocatoria sólo para poder visitar Lisboa junto a sus compañeros, pero le dijeron que era mejor que se quedase recuperándose en el estadio Filadelfia, hogar del Torino. Su esposa le consoló durante toda la noche, pues Sauro estaba muy afectado por haberse quedado fuera.

El 4 de Mayo de 1949, Sauro Tomá regresaba por la tarde de entrenarse en solitario, como le habían dicho, en el estadio Filadelfia. Al llegar a su casa, 30 o 40 personas le esperaban para darle la peor de las noticias. A las 17.05, el avión que traía de vuelta a casa a los miembros de su equipo se estrellaba contra el murallón de terraplén posterior de la Basílica de Superga, a las afueras de Turín. Todos los pasajeros habían fallecido. Los jugadores Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti, Giulio Schubert; además de dirigentes, miembros del cuerpo técnico y 3 de los periodistas más importantes de Italia en aquel momento.

El equipo que enamoraba a toda Europa. Los imbatibles que llevaban 93 encuentros sin conocer la derrota. El corazón y alma del fútbol italiano, desaparecido de un plumazo. El mundo entero quedó sobrecogido. Medio millón de personas acudieron a la plaza principal de Torino para despedir a sus campeones.

El accidente tuvo tanto impacto que, al año siguiente, la renovada selección italiana viajó al Mundial de Brasil en barco, y el Torino fue proclamado campeón de Italia honorífico.

Entre la multitud que despedía en la plaza a los campeones fallecidos se encontraba Sauro Tomá, que lloraba desconsolado rodeado por los brazos de su esposa. Sabía que las molestias en su menisco le habían salvado la vida, pero eso no impedía que el dolor le desgarrase hasta lo más hondo de su alma.

Años después, Sauro Tomá y su esposa tuvieron un hijo, al cual infundieron el amor de su padre por el Torino. Escuchaba a menudo el sobrecogedor relato de la tragedia de Superga, y al cumplir los 18 años, decidió dedicar su vida al equipo, llegando a ser mánager del club.

Hoy, Sauro Tomá, ya anciano, lucha para que el alzheimer no borre de su cabeza los recuerdos de aquella tarde de Mayo de 1949 en Turín.

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