Con el cierre del concurso de acreedores, el primero de España en un club deportivo, la entidad UD Las Palmas recobra plenamente la normalidad institucional.
La deportiva ya la había logrado en las últimas temporadas en las que la planificación ha venido dando resultados y en esta temporada se confirma totalmente.
El titular del Juzgado de Lo Mercantil Número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, Alberto López, ha acordado este miércoles, 10 años y 42 días después, como diría Manolo Borrego, que la Unión Deportiva Las Palmas SAD ha cumplido con el convenio de acreedores firmado por el juez Cobo Plana el 5 de noviembre de 2004.
Recordamos cómo, a nivel deportivo, la declaración judicial del concurso de acreedores supuso, entre otras cosas, el forzado diligenciamiento por la RFEF de las fichas de jugadores y entrenador presentadas por UD LAS PALMAS, sin estar este club -entonces- al corriente en sus obligaciones respecto a jugadores y técnicos anteriores, hecho sin precedentes y que tuvo a todo el fútbol español expectante.
Lo cierto es que nadie daba un euro por el club grancanario en el verano de 2004. Hubo incluso quien se tomó a mal la solicitud de concurso presentada.
Sin embargo, la determinación del juez encargado del caso, Juan José Cobo Plana, entonces titular del Juzgado de lo Mercantil núm. 1 de Las Palmas, en aplicar hasta sus últimas consecuencias -y más allá incluso según algunos-, los principios inspiradores de la nueva Ley Concursal (búsqueda de formulas que hagan posible la supervivencia de la empresa), supuso entonces un balón de oxigeno para la entidad, al tiempo que desencadenaba de nuevo todo un movimiento social y económico en torno a la misma, similar al de 1992 cuando se produjo la reconversión en SAD.
Después del club amarillo, más de la mitad de las SAD que estos años han militado o militan en la Liga de Fútbol Profesional se han acogido a Ley Concursal.
Los detalles
El 11 de enero de 2006 se firmó el convenio con 364 acreedores, que aceptaron una quita del 50 %, de una deuda de 66.147.750,13 euros, que, con intereses, recargos y sanciones, alcanzó la cifra de 72 millones de euros, cantidad escalofriante.
Entonces fue clave el papel del Cabildo de Gran Canaria y de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que aceptó la firma de la operación de crédito en unos momentos en los que la credibilidad que desprendía la entidad amarilla tocaba fondo. Dos préstamos, de 21 millones y 2,4 millones de euros, firmados el 31 de julio de 2006, evitaron en aquel momento la liquidación de la UD Las Palmas.
Aunque no es obra de una sola persona, el éxito hay que personificarlo en la figura del presidente de la UD Las Palmas, el de entonces y el de ahora, Miguel Ángel Ramírez, pues no cabe duda de que cogió las riendas de la entidad en el peor momento económico de su historia y ha sabido timonear la nave, y sanearla, hasta llegar al momento dulce que vivimos ahora.
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