Canarias IUSPORT

01 julio 2012

LA GRAN FINAL

Nuestro querido amigo Diego Talavera, ex bloguero de la UD, publicó en el diario La Provincia antes de la final de la Eurocopa un brillante artículo que reproducimos a continuación:

El continente lleva semanas sumergido en un peculiar maremoto, el del fútbol, con la celebración de la Eurocopa 2012 en Polonia y Ucrania. Millones de personas en España e Italia y centenares de millones en todo el mundo estarán hoy ante el televisor para ser testigos de la gran final. El fútbol es el deporte internacional por excelencia; ocupa el primer puesto en su práctica, en seguidores y es el que mueve más dinero. Pero es, indiscutiblemente, algo más que un deporte.

El escritor y premio Nobel Albert Camus, que llegó a jugar de portero en un equipo profesional, contó en una ocasión que lo mejor que sabía sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debía al fútbol. Los españoles debemos sentirnos felices porque hace seis años que la selección que nos representa practica un juego espectacular y es admirada en todo el mundo (como lo fue la Brasil de Pelé, la Holanda de Cruyff, la Argentina de Maradona o la Francia de Zidane), gracias al talento de una generación de jugadores y al trabajo de un sabio llamado Luis Aragonés y de un hombre tranquilo que responde por Vicente del Bosque.

Pero lo significativo de este mundo del fútbol no es la conducta de los jugadores sino la de los espectadores, la de las aficiones que sienten furia ante un partido trascendental, como el de hoy, y creen seriamente que correr, saltar y patear un balón son pruebas de la virtud de un pueblo o de una raza.

Por eso me da grima cada vez que oigo a los aficionados cantar eso de "yo soy español, español, español" o veo banderas en ventanas de edificios o te gritan desde los coches: "¡Arriba España!" Estas expresiones me parecen un ejercicio de patrioterismo barato que nada tienen que ver con el fútbol, que para mí constituye una metáfora de la condición humana porque permite vislumbrar la incertidumbre de los estatus individuales y colectivos, como asimismo los azares de la fortuna y el destino. Mezclar fútbol con ideología, nacionalismo o patria es un gran desatino que solo conduce a dar una imagen rancia, vulgar y cuartelera del país que representa.

Ahora, a esperar el España-Italia de hoy y que ganen los nuestros, pero sin olvidar la sentencia de Rudyard Kipling: "La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad".

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