Canarias IUSPORT

31 diciembre 2010

CORTINA DE HUMO (y 3)

Ya decíamos en un comentario anterior que el meollo del conflicto no era tanto el calendario, sino el tema económico. Una de las últimas peticiones de AFE es que la LFP solicite un aval por 2.000 millones de euros, lo que cubriría, según sus estimaciones, el total de las retribuciones de los futbolistas profesionales en España.

¿Cree alguien, con la crisis que padecemos, que es posible conseguir un aval de tal magnitud? A pesar de que las SAD formalmente son empresas, lo cierto es que en España no se conocen precedentes en los que hayan repartido dividendos entre los socios. Al contrario, muchos accionistas han perdido sus aportaciones y algunos en cantidades multimillonarias. Ahora bien, si no tienen en la práctica ánimo de lucro, tampoco quieren tener "ánimo de pérdida".

Y en eso están pensando ahora los dirigentes de la mayoría de los clubes de la LFP, que son de clase media o baja, sabiendo que se enfrentan a las presiones ambientales de aficionados y prensa para intentar ascender, o no vender a tal o cual jugador, o fichar para ilusionar, etc.

Sin cuestionar el legítimo derecho de los jugadores a reclamar lo que consideran suyo, no compartimos su propuesta de quedar fuera de la ley concursal. Pretenden, en esencia, que una Ley creada para evitar la liquidación del tejido empresarial no les afecte a ellos, pero sí a cualquier acreedor o trabajador de cualquier otra empresa. Faltan a la equidad.

Su error de fondo, y de estrategia, pone en peligro la necesaria estabilidad que reclaman los operadores televisivos, que son los que al final pagan la Fiesta. Si en verdad estaban en contra de que la primera jornada de 2011 se celebrase el 2 de enero, ¿por qué no lo hicieron valer cuando se aprobó el calendario? Recordemos que el convenio se firmó en 2008 y el calendario a mediados de 2010.

La LFP, lógicamente, entiende que si en 2010 se aprobó un calendario que difería del convenio colectivo, este quedaba derogado parcialmente. La ausencia de disconformidad de la AFE a la hora de aprobarse el calendario se entiende pues como aceptación de ese hecho jurídico.

Si no tenemos una competición estable, nunca podrá materializarse la ansiada venta centralizada de los derechos de TV, que es lo que puede aliviar a los pequeños clubes en su maltrecha economía. El fútbol, salvo escasísimas excepciones y sin computar negocios colaterales, es en sí mismo deficitario. Por tanto, los jugadores deberían partir de la misma premisa que el resto de la sociedad: crisis = merma de ingresos + inestabilidad laboral.

¿No les parece garantía suficiente la amenaza al club de descenso por impago? Y ellos, ¿han asumido alguna vez pagar una parte de la cuota del descenso de categoría? Solo en prestigio individual, no en favor del club descendido, pero también esto es relativo, pues los ojeadores hacen chequeos individualizados más allá de los resultados deportivos.

Juegan, pues, con dos balones, uno en el campo y otro en la grada. Saben que para los aficionados son iconos y que el entorno tiende a hacer causa común con ellos antes que con los directivos. Por eso, los clubes tienen perdida de antemano la batalla mediática, que no siempre coincide con la real.

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