Canarias IUSPORT

08 octubre 2010

LOS LÍMITES MORALES EN EL DEPORTE

¿Debe suspenderse la competición en caso de fallecimiento de un deportista?

La perspectiva moral del deporte no se limita al fair play (dopaje incluido). El fallecimiento el pasado 5 de septiembre del piloto japonés Shoya Tomizawa, de 19 años, en el ecuador de la prueba de Moto2, la categoría intermedia del campeonato mundial de motociclismo, alentó las críticas a la organización que, tras el accidente, decidió continuar con la prueba del Gran Premio de San Marino que se disputaba en Misano (Italia) y agitó el debate.

¿Qué tiene el deporte que parece ser el único sector obligado a romper sus rutinas ante una tragedia?

Es cierto que el deporte simboliza una serie de valores, como la salud, la excelencia física o el espíritu de superación, que son la antítesis de la muerte, pero no parecen características que posea en exclusiva.



Por muchas vueltas que le damos al asunto, no se nos ocurre una razón lógica por la que la sociedad, ante una tragedia, deba exigir que se suspenda un partido de fútbol y no, por ejemplo, una obra de teatro.

Habrá que analizar caso a caso y decidir en función de las circunstancias. Aún así, se darán supuestos en los que la suspensión pudiera tener consecuencias peores que la celebración de la prueba. En este sentido, aunque parecía lógico acordar la suspensión cuando la tragedia de Heysel, Bruselas, de 1985 (final de la Copa de Europa entre el Liverpool FC y la Juventus FC), en la que murieron 39 aficionados a causa de una avalancha de espectadores, la UEFA decidió finalmente que se jugase el encuentro ante el riesgo de que la suspensión conllevase peores consecuencias. Esa decisión fue duramente criticada por la opinión pública, pero la UEFA ponderó las circunstancias y escogió la, a su juicio, opción menos mala, no desde el punto de vista moral, sino para la seguridad de las personas.

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